En 1917 Alexander Berkman y Emma Goldman, dos de las figuras más visibles del anarquismo estadounidense, fueron encarcelados por su activismo contra el reclutamiento forzoso en vista de la entrada del país en la Gran Guerra. Dos años más tarde, tras salir de prisión y por orden de J. Edgar Hoover, encargado de la Oficina de Investigaciones del Departamento de Justicia, fueron deportados a Rusia, su país natal, que se encontraba en plena efervescencia revolucionaria.
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