En septiembre de 2018 se conmemoró el trigésimo aniversario del ingreso de las primeras 26 mujeres en las academias militares. La incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas (FAS) ha supuesto un valor añadido, aportando capacidades y aptitudes que contribuyen favorablemente al trabajo y al funcionamiento de las FAS. Por otra parte, su llegada obligó a introducir modificaciones en infraestructuras de acuartelamientos o buques y adecuar la uniformidad incorporando elementos, como faldas, zapatos de tacón, medias o bolsos. Todo aquello fue una auténtica revolución que no sólo generó problemas logísticos, sino que hubo un cambio de mentalidad en los militares a la hora de incorporar a compañeras o a subordinadas al trabajo cotidiano.
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