Existen diversas clases de desinformación en Internet, desde vídeos manipulados a cuentas falsas, pasando por memes generados para descontextualizar contenidos verídicos. Una de las principales herramientas que usan quienes difunden narrativas falsas es la inclinación que todos tenemos a compartir contenido que refuerce nuestros prejuicios. Hasta ahora, la investigación del fenómeno ha pecado de simplista. Diferenciar entre los distintos tipos de información dañina y entender cómo contribuimos a difundirla es clave.
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