La industria de alimentación y bebidas cerró en 2002un buen ejercicio, mejorando los números conseguidos un año antes. A su favor jugó el fin de las crisis sanitarias y elbuen momento exportador de algunos productos. En su contra,la atonía económica que afecta tanto a España como a lasprincipales potencias mundiales, y que parece aconsejar una cierta prudencia mientras se produce la tan ansiada recuperación.De hecho, el sector optó de manera genérica por el crecimiento orgánico completado con compras de oportunidad,manteniendo los índices de concentración estables durante elejercicio y sin que el primer semestre de 2003 anuncie uncambio de tendencia. Algunas compañías han optado incluso por una cierta reorganización de su red industrial que les permitaaligerar costes de cara a un futuro incierto.
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