La solarización se ha contemplado como una alternativa a la desinfestación química del suelo no sólo contra patógenos y artrópodos, sino también como una estrategia de control de malezas. Las temperaturas máximas que se alcancen bajo plástico, así como los intervalos de tiempo que se consigan a estas temperaturas, son dos aspectos cruciales para la predicción del nivel de control de malas hierbas. En un ensayo realizado cerca de Barcelona, la solarización en el mes de julio no fue suficiente para obtener un buen control de verdolaga y amaranto en el cultivo posterior. Las temperaturas del suelo que se alcanzaron no fueron suficientes para conseguir una reducción significativa en la germinación de semillas de estas dos especies. La combinación solarización y aplicación de herbicida, en cambio, resultó más satisfactoria que cualquiera de los dos tratamientos por separado.
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