Desde el establecimiento de la monarquía inglesa, cuarenta y dos hombres y solo algunas mujeres han ocupado el trono. A diferencia de muchas otras naciones, Inglaterra no limitaba la sucesión monárquica a favor de los varones mediante la Ley Sálica. En cambio, permitía la posibilidad del ejercicio del poder político a las mujeres, dándoles, además, la oportunidad de distinguirse como verdaderas gobernantes. Sin embargo, solamente ocho reinas han ocupado el trono inglés desde el año 871 hasta la fecha, y únicamente dos de ellas le han otorgado su nombre a una era histórica. Nos ocuparemos aquí de la reina Victoria I (1837-1901), bajo cuyo dilatado reinado Gran Bretaña pasó desde la supremacía naval a la hegemonía mundial, haciendo de su soberano el máximo símbolo de una época de gran esplendor que lleva su nombre. Destacaremos los hitos históricos y las reformas político-administrativas más trascendentales y que iniciaron en Inglaterra la segunda fase de la Revolución tecnológico-industrial, consolidaron al Reino Unido como un Imperio colonial y convirtieron al país en un Estado organizado, eficiente y de corte liberal, el de la era victoriana.
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