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Amor, sexo y feminidad en el pensamiento anarquista. La idea de la emancipación femenina de dos anarquistas emblemáticas: Emma Goldman y Federica Montseny

    1. [1] Universidad Nacional de Educación a Distancia

      Universidad Nacional de Educación a Distancia

      Madrid, España

  • Localización: Altre Modernità: Rivista di studi letterari e culturali, ISSN-e 2035-7680, Nº. Extra 3, 2019 (Ejemplar dedicado a: Literatura y derechos humanos. Nuevas violencias, nuevas resistencias), págs. 49-78
  • Idioma: español
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Este texto pone en relación a dos mujeres anarquistas. Una, española, Federica Montseny, y otra, rusa, emigrada a los Estados Unidos, Emma Goldman. Ambas se conocieron personalmente gracias a un amigo común, el historiador austriaco Max Nettlau, que animó a Goldman a visitar España, país que a él le había cautivado. Expulsada de los Estados Unidos, e instalada en la costa francesa, Goldman, exhausta tras la escritura de su autobiografía, decidió seguir el consejo de su amigo. A finales de 1928, visitó Barcelona y conoció a la familia Urales y a Federica. No parece que congeniaran. Aunque tenían mucho en común, también eran muchas las ideas y experiencias que las separaban. Como pretendo demostrar, a pesar de que Goldman y Montseny compartieron su compromiso anarquista y, en su condición de mujeres, también la lucha por la emancipación femenina, las procedencias familiares, las experiencias vitales, las circunstancias personales, influyeron decisivamente en las diferentes perspectivas ideológicas y políticas de ambas. Defiendo aquí que la causa de la liberación sexual y, en general, el problema del sexo, fue mucho más central en la vida y en la obra de Goldman que en las de Montseny. Goldman fue mucho más audaz, se atrevió a llevar al debate público temas que pertenecían a la intimidad, a la esfera privada de la gente, y de ahí que sea una figura más atractiva para las nuevas generaciones que Montseny

    • English

      This text compares two anarchist women. The one, Federica Montseny, a Spaniard and the other, Emma Goldman, a Russian émigré to the United States. Both met each other in person thanks to a mutual friend, the Austrian historian Max Nettlau, who encouraged Goldman to visit Spain, a country that had captivated him. Expelled from the U.S. and installed on the French coast, Goldman, exhausted after writing her biography, decided to follow her friend’s advice. Towards the end of 1928, she visited Barcelona and met the Urales family and Federica. It would seem that they did not get along. Although they had much in common, there were also many ideas and experiences that separated them. As I will go on to demonstrate, despite Goldman and Montseny sharing a commitment to anarchism and, being women, also the fight for women emancipation, their family backgrounds, life experiences, personal circumstances, all decisively influenced the different ideological and political perspectives of both. I will argue here that the cause of sexual liberation and, in general, the problems related to sex were much more central to the life and works of Goldman than to those of Montseny. Goldman was far bolder, dared to bring into the public debating arena subjects considered intimate, that belonged to people’s private spheres, and this makes her a far more attractive figure for the newer generations than Montseny


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