Sea, en primer lugar, mi agradecimiento por la gentil invitación a este foro al Profesor Hermes Tovar Pinzón y a los directivos del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, quienes en buena hora han tomado la feliz iniciativa de dar cuerpo al Centro de Investigaciones de Historia Colonial. He pensado que una sociedad como la nuestra, agitada permanentemente por la turbulencia de los hechos cotidianos, requiere del espacio institucional para la reflexión tranquila sobre el pasado y para el examen detenido de los procesos formadores que son, al fin de cuentas los que le dan identidad. Como simple estudioso de la vida colonial, intentaré algunas consideraciones que, estoy seguro, han estado presentes en la reflexión de ustedes para ciar cuerpo al Instituto que hoy nace. No obstante me animo a formularlas para contribuir a la evaluación de la importancia que tendría un Centro de la naturaleza del que inauguramos y para proponer mi modesto aporte a la construcción de la agenda que puede guiarlo.
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