Hablar de la imagen poética de la ciudad sería hablar del ser propio de la ciudad, partiendo de la variabilidad en las percepciones del ciudadano. La realidad se erige como matriz generadora de las poiéticas de la ciudad, y el ciudadano como catalizador de los procesos de creación y re-creación de la ciudad. La ciudad no sería una realidad en sí, sino para nosotros, puesto que la percepción activa consistiría en el reconocimiento individual y subjetivo de la realidad visible para cada uno de nosotros. En definitiva, podemos hablar de una Percepción Significante, como experiencia originaria de la ciudad, donde la percepción sería el puente entre el sujeto y la realidad construida (ciudad). Es por tanto que la ciudad se presenta como conciencia arquitectónica que se va construyendo a lo largo de la vida del ciudadano.
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