Lorenzo Javier Torres Hortelano
André Bazin proponía una analogía entre las artes plásticas y la idea de momia, afirmando que éstas servirían para exorcizar el carácter inexorable del tiempo. Relacionado con la momia tenemos a la Esfinge cuyo mito entronca con Edipo, el único capaz de responder a su interrogación. Mi hipótesis es repensar la propuesta baziniana y probar a deducir que el cine es, efectivamente, ontológicamente real; pero matizando que su potencia ‒«el poder irracional de la fotografía»‒ no residiría en la semejanza o la pura objetividad, sino en la capacidad de situarnos ante una interrogación en la que, como frente a la Esfinge, nos jugamos nuestro ser como humanos, vale decir, nos creamos como tales. Para argumentar esta hipótesis, analizaré algunas secuencias de You Only Live Once (Sólo se vive una vez, Fritz Lang, 1937).
André Bazin proposed an analogy between the plastic arts and the idea of the mummy, stating that the former would serve to exorcise the inexorable nature of time. Related to the mummy there is the Sphinx whose myth connects with Oedipus, the only one capable of answering to its interrogation. My hypothesis is to rethink the Bazinian proposal and try to prove that cinema is indeed ontologically real. However, I would like to clarify that its power ‒«the irrational power of photography»‒ would not reside in the similarity or pure objectivity, but in the capacity of placing ourselves in front of an interrogation in which, as with the Sphinx, puts us as humans at stake; in other words, we create ourselves as humans. In order to defend this hypothesis, I will analyse some sequences of Fritz Lang’s film You Only Live Once (1937).
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