La obra lírica de María Rosa Lojo constituye un verdadero proyecto de indagación ontológica, es decir, un modo de explorar la relación del hombre con su propio ser/ estar en el mundo y con lo trascendente. En sus primeros dos libros, Visiones (1984) y Forma oculta del mundo (1991), el hablante lírico toma la forma de un poetamédium que se asienta entre dos mundos, asume el rol de nexo con el misterio y da forma a una serie de visiones que oscilan entre el kairós de la revelación momentánea y la impotencia final, estado que signa el tono de ambas antologías.
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