Meritxell-Anfitrite Álvarez Mongay
"La experiencia es la recompensa mayor de todo viajero". Andaba a horcajadas entre un hacendado inglés y un hidalgo cervantino, descendiente -según parece- de reyes escoceses, diputado de pelaje alazán rebelde, pudo formarse en escuelas británicas y belgas, pero La Pampa fue su mejor maestra, el hispanófilo cabalgó como un gaucho sin rumbo por Sudamérica, Nuevo México, Texas... y cual jinete árabe por el Rif y el Atlas. Y fue un enamorado de España.
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