Carlo Sorrentino, Laura Solito
El artículo pretende dar respuesta a lo que parece ser un imperativo social: saber cómo comunicarse. En lugar de responder a las necesidades superficiales de la imagen, la centralidad de los procesos de comunicación es cada vez más un recurso estratégico para las personas y las instituciones para definir su identidad en una esfera pública llena de actores sociales y eventos donde se intensifican las relaciones sociales. Gestionar su comunicación significa trabajar en su reputación mediante la construcción de procesos de confianza; por esta razón requiere de habilidad y responsabilidad.
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