En El ruiseñor de Keats y en De las alegorías a las novelas el escritor argentino Jorge Luis Borges[1] comenta, de entre tantas de esas expresiones inmortales, una idea del poeta Samuel Taylor Coleridge según la cual, todos los hombres nacemos platónicos o aristotélicos. El linaje de Platón cree que las ideas, los conceptos universales, las clasificaciones en clase, orden y géneroson realidades; los hijos de Aristóteles ven ahí solamente generalizaciones y al lenguaje como juego simbólico. Estos intuyen individuos, no representaciones. Para el hijo de Platón el lenguaje es la proyección misma del universo.
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