En los últimos 25 años se han producido en paralelo una serie de transformaciones radicales en el mundo y en la arquitectura. Éstas han puesto en crisis no sólo el paradigma profesional de nuestra disciplina, sino también, consecuentemente, su modelo educativo. Internet, burbujas inmobiliarias y educativas, y una recesión y transformación de la economía en Europa, dentro de un mundo hiperconectado, han favorecido la emergencia de otros modelos de ejercicio profesional que a su vez han anticipado potenciales revoluciones en la dupla docencia-aprendizaje.
En el contexto español es relevante la aparición de un escenario de arquitectura colectiva entre los años 2001 y 2010. Dentro de estas prácticas, se han detectado ecos con fenómenos globales de las esferas de la innovación y la cultura abierta; a la vez, estas prácticas suponen per se contextos donde acontecen de manera singular y recíproca producción y aprendizaje colaborativos. Este artículo traza posibles transferencias metodológicas entre estos entornos colectivos y un nuevo modelo de aula universitaria que potencie el trabajo en equipo, la clase como comunidad conectada entre sí y con la realidad contemporánea, la experiencia universitaria como laboratorio, y al alumnado como protagonista acompañado dentro de una experiencia de aprendizaje en red.
In the last 25 years, a number of radical transformations have taken place in the world and in architecture. These have put in crisis not only the professional paradigm of our discipline, but also, consequently, its educational model. Internet, the real estate and educational bubbles, and a recession and transformation of the economy in Europe within a hyperconnected world, have favored the emergence of other models of professional exercise which have anticipated potential revolutions in the teaching-learning duo.
In the Spanish context, the emergence of a collective architecture scenario between 2001 and 2010 is relevant. Within these practices, echoes have been detected with global phenomena in the spheres of innovation and open culture; at the same time, these practices imply per se contexts where collaborative production and learning take place in a singular and reciprocal way. This article traces possible methodological transfers between these collective environments and a new university classroom model that enhances teamwork. The class understood as a community with connections between each other and to contemporary reality and university experience as a laboratory.
The student is protagonist accompanied within a network learning experience
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