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Terremotos y montañas

  • Autores: Pablo G. Silva Barroso, Míguel Ángel Rodríguez Pascua
  • Localización: Enseñanza de las ciencias de la tierra: Revista de la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, ISSN 1132-9157, Vol. 26, Nº. 1, 2018 (Ejemplar dedicado a: La formación de las montañas), págs. 47-56
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • Earthquakes and mountains
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Los terremotos constituyen desplazamientos finitos repentinos e individuales que forman parte de las tasas de movimiento relativo entre placas tectónicas, estos movimientos relativos pueden traducirse en zonas de convergencia de placas donde se levantan los sistemas montañosos. En los límites convergentes de las placas tectónicas (alpinos y andinos), los esfuerzos compresivos horizontales se transforman en movimientos verticales dando lugar a la elevación topográfica del terreno y a la generación de grandes cordilleras y sistemas montañosos. No obstante, una vez que la superficie topográfica terrestre adquiere determinada altitud, la erosión y la denudación del terreno generan que la descarga erosiva del mismo provoque la aceleración del propio proceso de elevación del sistema montañoso. Esto se produce mediante procesos de compensación de masas de carácter isostático, procesos que se encuentran determinados por las condiciones climáticas de cada zona (erosión y denudación del terreno). De una manera u otra el proceso de elevación se realiza terremoto a terremoto, sin embargo, la convergencia tectónica es absolutamente necesaria, ya que de lo contrario se produciría el colapso gravitatorio de toda la cadena montañosa. Los efectos secundarios más importantes de los terremotos en zonas montañosas son la generación de importantes fenómenos de deslizamiento, los desprendimientos del terreno y los aludes. Los movimientos de ladera inducidos por terremotos pueden alcanzar volúmenes de millones de metros cúbicos de rocas, afectando a áreas de decenas de kilómetros cuadrados e induciendo importantes cambios en el paisaje (colapso de laderas, obturación de valles, etc.). Estos cambios suelen ser de carácter permanente y alcanzan dimensiones significativas a partir de magnitud 6,5 Mw e intensidad ≥ VIII ESI07. El volumen puede llegar a ser tan importante que los deslizamientos cosísmicos han sido los mecanismos de erosión dominantes en los grandes sistemas montañosos convergentes desde el fin de la última glaciación. Como consecuencia los terremotos han acelerado el proceso de elevación de las montañas desde el Ultimo Máximo Glaciar (18 ka BP)

    • English

      Earthquakes constitute the primary individual finite displacements that are progressively integrated in the relative movements (and rates) of the lithospheric plates over periods of thousand to millions of years. In convergent plate boundaries, the horizontal compressive tectonic stress promotes vertical earth movements triggering surface uplift and the generation of mountains and cordilleras. However, once surface uplift starts, the erosion and denudation of the upraised terrains make the erosional unloading the key factor back feeding the subsequent accelerated uplift and mountain building. Mountain building is therefore primary controlled by isostatic mass compensation processes controlled by the progressive erosion of the growing orogen. This process is driven by the particular climatic conditions at the affected region (pluviosity, erosion and denudation). In spite of the depicted isostatic background, mountain uplift is due to the finite individual displacements happening in each individual earthquake. Nevertheless, the continuous push of tectonic convergence is essential during mountain building, otherwise the gravitational collapse of the growing orogen will take place. The most relevant secondary effects of earthquakes in mountain regions are the slope movements (large scale landslides, rock falls and avalanches). Seismically induced gravitational processes can be outsized, reaching volumes of millions of cubic meters of mobilized rocks over areas of several tenths of square kilometers. These large-scale slope movements can trigger relevant changes of the landscape (slope collapses, valley obstructions, generation of new lakes, etc.). Landscape changes become permanent from earthquake magnitudes ≥ 6.5 Mw and seismic intensity ≥ VIII ESI-07. In many cases mobilized rock volumes can be so significant that coseismic slope movements have been the main erosion factor in convergent mountain systems since the end of the Last Glaciation. Consequently, coseismic gravitational processes have had a great influence on mountain uplift since the Last Glacial Maximum (c. 18 ka BP) up to the present.


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