Hace tiempo que se atribuye la eficacia adelgazante de la cirugía bariátrica a la reducción del estómago, pero nuevos estudios indican que también influyen otros mecanismos. Las áreas cerebrales que participan en la comunicación con el intestino se vuelven hiperactivas en el paciente operado. La microbiota digestiva queda modificada de tal modo que podría reconfigurarse la transmisión de señales a lo largo del eje enterocerebral, propiciando nuevos hábitos alimentarios más saludables.
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