A través de la trayectoria de la figura del político catalanista Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat de Cataluña en el exilio y durante la Transición, el artículo traza las distintas fases por las que durante el siglo veinte pasó la propuesta catalanista para tratar de conseguir la bilateralidad en la relación Barcelona-Madrid en un marco confederal y acomodar su proyecto político en el seno de España. Tarradellas conformó su ideología, como el nacionalismo catalán en su conjunto, influenciado por el planteamiento historicista de una Península ibérica formada por dos coronas —a su entender Castilla y Cataluña—.
Tarradellas ejerció como consejero de Gobernación y diputado a Cortes Constituyentes y en el primer parlamento catalán durante la Segunda República. Vivió de cerca la aprobación del Estatuto de autonomía de Cataluña en 1932 y la problemática que conllevó su confección y su despliegue. Asimismo, durante la Guerra Civil ejerció como consejero de Finanzas y jefe de sucesivos gobiernos de la Generalitat presidida por Lluís Companys. Con Tarradellas al frente del ejecutivo Cataluña superó las cotas competenciales previstas y se estableció una situación confederal de facto en el seno de la República.
La pérdida de la Guerra Civil por parte de la República marcó el fin del Estado que proyectaba un gobierno central y tres gobiernos autónomos, un modelo en el que el nacionalismo catalán se hubiese podido sentir cómodo en gran medida. Los pactos de la Transición para superar la dictadura franquista y a la vez para contener, mediante la España de las autonomías, las demandas de los llamados nacionalismos periféricos, no gustó ni a Tarradellas ni al catalanismo. Se aceptó, dadas las circunstancias, pero descolocó el relato establecido de su imaginario, que prefiguraba un Estado con dos capitales en relación bilateral.
Through the trajectory of the Catalan politician Josep Tarradellas, president of the Generalitat of Catalonia in exile and during the Spanish Transition, the paper traces the different phases through which, during the twentieth century, Catalanist aim to achieve bilaterality in the Barcelona-Madrid relationship in a Confederal state— in order to accommodate its political project within Spain. Tarradellas shaped his ideology, as Catalan nationalism as a whole, influenced by the historicist approach of an Iberian Peninsula made up of two crowns —in this view Castile and Catalonia—.
Tarradellas exerted like consejero de Gobernación and deputy to Cortes Constituyentes and in the first Catalan parliament during the Second Republic. He intervened in the approval of the Statute of Autonomy of Catalonia in 1932 and knew about the problems that led to its preparation and deployment. Also during the Spanish Civil War exerted like consejero de Finanzas and head of successive governments of the Generalitat presided over by Lluís Companys. With Tarradellas at the head of the executive, Catalonia exceeded the expected levels of competence and established a de facto confederation within the Republic.
The loss of the Civil War by the Republic marked the end of the state that projected a central government and three autonomous governments in which Catalan nationalism could have been comfortable to a great extent. The pacts of the Transition to overcome the Franco dictatorship and at the same time to contain, through the Spain of the autonomies, the demands of the socalled peripheral nationalisms, did not like Tarradellas or Catalanism. It was accepted, given the circumstances, but the new model dislocated the established account of his imaginary that prefigured a state with two capitals in bilateral relation.
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