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Resumen de Un 28 por 100 de las bandas sonoras publicitarias proceden de temas comerciales conocidos: buscando en el baúl de los "Hit-parades".

  • Érase una vez un limpiador de retretes, dispuesto a conseguir que el alma musical de su spot consistiera en la canción de un famosísimo cantautor conquense. El compositor se empeñó en no ceder los derechos del tema, atemorizado por las lesiones que producto tan higiénico pudiera causar a su imagen pública. Su resistencia fue férrea, desde luego mucho más férrea que la de Neil Diamond o George Harrison, dos mitos del pop que, tras persistentes negativas, acabaron sucumbiendo a las tentadoras ofertas de la publicidad.

    De los clarísimos rocks de Elvis a los divertidos inventos que Carlos Berlanga es capaz de extraer de un pentagrama, los creativos se muestran cada vez más partidarios de recurrir a préstamos musicales. Relegados por temas que vía nostalgia o actualidad llegan directamente al corazón, las canciones creadas específicamente para las campañas se ven sometidas a un estado de progresiva afonía. En medio de la batalla que editores y agencias mantienen para que éstas respeten los derechos de autor, una hiperinflación de precios ha provocado que este país se convierta en protagonista de un record: a principios de año, Evax pagó la friolera de 100.000 dólares (unos 13 millones de pesetas) por la melodía de la omnipresente “Dont’ worry be happy”.


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