El artículo comienza con la determinación del orden ontológico y epistemológico en el que ha de cobrar expresión el tratamiento filosófico de la muerte. El orden epistemológico pasa por postular la compatibilidad entre ciencia y metafísica a la hora de abordar filosóficamente el tema de la muerte. El orden ontológico, no sólo compatible sino correlativo al orden epistemológico señalado, pasa por afirmar que eso que llamamos “realidad” o “lo-que-hay” es un orden de realidades o “el continuo de la realidad” inasimilable a una unidad. En ese continuo hay capas o niveles de realidad emergentes.
Después de marcar su punto de partida, el artículo se adentra en el tratamiento ontológico de la muerte analizando el problema en los distintos niveles de realidad, es decir, la muerte, como cesación, en la materia inorgánica y el morir en la vida orgánica en general y en la vida humana en particular.
Se concluye que para la realidad humana morir es algo más que un cesar y se discute la tesis de que la muerte sea significativa o conceda sentido a la vida. Inmerso en este último tema, el artículo finaliza considerando el tema de la muerte desde el análisis existencial que del mismo se lleva a cabo en la película El séptimo sello, de Ingmar Bergman.
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