Se denominan como icnitas las huellas dejadas por los dinosaurios al pisar sobre un terreno con cierta plasticidad (húmedo, relativamente blando, como arcilla, fango, etc) que, tras recubrirse por un fina capa de sedimentos, se endurece por desecación inmediatamente después, permitiendo así la conservación por millones de años de las improntas de estos animales antidiluvianos, que llegaron a poblar toda la tierra, incluída la actual Antártida.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados