En los albores del siglo XXI urge educar a los jóvenes en el amor. En el presente artículo se tratan de identificar los núcleos fundamentales de una "crisis del amor humano" que asola nuestra sociedad y nuestra cultura, tratando de aportar también perspectivas pedagógicas de recuperación. El Papa Benedicto XVI se refería a esta crisis como una "emergencia educativa" y el Papa Francisco la ha calificado como un verdadero "desafío antropológico-cultural". El diagnóstico que se realiza no pretende ser desmoralizador, sino que trata de impulsar a un empeño decidido por redescubrir nuestra vocación más radical, en la que se ponen en juego nuestra identidad y felicidad personal y los mismos cimientos de la sociedad.
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