Madrid, España
En este trabajo se presenta el tratamiento de una mujer de 38 años con dos problemas fóbicos: agorafobia y fobia específica a tragar. Respecto a la agorafobia, evitaba cualquier situación que desencadenara respuestas de ansiedad y únicamente permanecía en los lugares que ella consideraba "seguros". En cuanto a la fobia a tragar, no comía alimentos sólidos desde hace doce años, explicando que la tensión que tenía en la garganta le impedía comer cualquier cosa que no fuese puré. En el tratamiento diseñado y aplicado paralelamente en ambos problemas (y en su fase final combinando ambos) se utilizó la exposición graduada en vivo a los estímulso fóbicos como estrategia central para eliminar el refuerzo negativo - por reducción de la ansiedad - que mantenía la evitación de dichos estímulos. El tratamiento resultó eficaz, con el apoyo de otras técnicas de autocontrol y reducción de la activación, y tras 26 semanas de tratamiento nuestra cliente desarrollaba una vida completamente normal. Los resultados se mantenían a los dos años de finalizada la intervención.
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