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Resumen de Portugal: resiliencia y madurez

Patricia Lisa

  • El sistema político portugués se ha adaptado a la fragmentación y polarización que dejó la crisis. El gobierno de Costa ha sabido poner a la Unión Europea en el centro de la estrategia de país.

    Las elecciones generales del 6 de octubre en Portugal seguramente repetirán las tendencias del ciclo político inaugurado en 2015. En mayor o menor medida, en el país vecino se han reproducido los cambios en los sistemas políticos europeos posteriores a la crisis desatada en 2008: mayor fragmentación y polarización parlamentaria, junto a la erosión de los partidos situados en el centro del espectro político, han obligado a buscar soluciones novedosas de gobernabilidad. En el caso portugués, inmerso en la resaca de la crisis de la zona euro, el primer ministro socialista António Costa logró un respaldo parlamentario, inédito, de los partidos a su izquierda –el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista (PCP) y los Verdes– y formó un gobierno minoritario en solitario. Esta solución política, apodada geringonça (artilugio), no solo ha logrado cumplir la legislatura contra todo pronóstico, sino que se ha reforzado y ganado el respaldo social.

    El ciclo político inaugurado tras la crisis de gobierno en minoría parece continuar en las preferencias electorales de los portugueses. En las encuestas, el Partido Socialista (PS) y el Bloco salen reforzados en intención de voto, pero sin mayoría absoluta. Por su parte, los dos partidos de la derecha –el Partido Social Demócrata (PSD), de centroderecha, y los conservadores del Centro Demócrata Social-Popular (CDS-PP), ambos integrantes de la coalición que en la anterior legislatura aplicó las medidas del rescate financiero– no han sabido construir una narrativa alternativa a la línea “antiausteridad” de la geringonça. Una mayor fragmentación de la derecha a raíz del surgimiento de nuevos partidos (Aliança, liderado por un expresidente del PSD) y la bajada en la intención de voto les obligará, con más tiempo, a replantear sus alternativas de gobierno.

    Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo corroboran este análisis. Pese a las limitaciones de extrapolar resultados entre ambos comicios –por el mayor peso de la abstención en las europeas y por las lógicas distintas que los dominan–, sí es cierto que el desempeño del gobierno nacional afectó al voto de las europeas. El PS, el Bloco y el nuevo partido das Pessoas, dos Animais e da Natureza (PAN), de corte urbano y ecologista, subieron respecto a las europeas de 2014 y las legislativas de 2015, mientras que la derecha ha bajado de manera significativa.

    Pero más que especular sobre nuevas fórmulas de gobernabilidad que puedan o no reproducir una solución a la geringonça u otras formas que pertenecen más al ámbito de la coyuntura política poselectoral, es más importante reflexionar sobre los efectos políticos de la crisis en la resiliencia del sistema político portugués y en sus perspectivas de gobernabilidad de cara al futuro, sobre todo en clave europea…


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