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Resumen de Sobre el Estudio: ocio, melancolía y cuidado

Maximiliano Valerio López

  • español

    El siguiente artículo se propone reconsiderar la noción de estudio, frente a una escuela (o una universidad) que, cada vez más, se define a sí misma como un lugar de aprendizaje y desempeño. Para esto comenzaremos por oponer dos visiones de escuela y dos maneras de concebir su ocupación fundamental. De un lado la escuela concebida como un lugar destinado al cultivo de una forma de vida, separado de las tareas y obligaciones que las necesidades vitales imponen y del mando de otros sujetos, a la que los antiguos griegos llamaban skholé (ocio). De otro lado, la escuela, propuesta por las reformas neoliberales de los años ochenta, concebida como un lugar de aprendizaje, donde desarrollar competencias preparatorias para el mercado de trabajo. De un lado, la escuela como lugar de ocio, de otro, la escuela como lugar de aprendizaje. A partir de ahí, desarrollaremos la siguiente hipótesis: la escuela fue en su origen, y aun podría continuar siéndolo, un lugar de ocio, pero no de cualquier tipo de ocio, sino de un ocio estudioso. Es precisamente en este tiempo ocioso, donde el ser humano experimenta, de modo más radical, su condición de ser indeterminado, abierto al mundo y su renovación. Pero, por esa mismo, el ocio es también un lugar peligroso, amenazado por el tedio y la melancolía. La escuela debe proteger el ocio para que este no se transforme en trabajo o en entretenimiento, pero debe también ofrecer la posibilidad de sostener un ocio estudioso, es decir, una forma de atención y cuidado del mundo que habitamos en común. Finalmente, nos detendremos en la noción de estudio, propiamente dicha, para considerar el estudio como cultivo y transmisión de aquellas artes y técnicas que permiten el acceso a ese mundo.

  • English

    The following article proposes to reconsider the notion of study, in contrast to a school (or a university) that, increasingly, defines itself as a place of learning and performance. We begin by opposing two visions of school and two ways of conceiving their fundamental vocation. On the one hand, the school conceived as a place for the cultivation of a way of life, separated from the tasks and obligations that the vital necessities impose. The ancient Greeks called this notion of school, skholé (leisure). On the other hand, the school, proposed by the neoliberal reformers of the eighties, is conceived of as a place of learning where one develops preparatory skills for the labor market. On the one hand, the school as a place of leisure, on the other, the school as a place of learning. With this conception of school in mind, we will develop the following hypothesis: the school was originally, and could continue to be, a place of leisure, but not of any type of leisure, but of a studious leisure. It is precisely in this idle time (otium), where the human being experiences, in a more radical way, his condition of being indeterminate, open to the world and its renewal. For this very reason, leisure is also a dangerous place, threatened by tedium and melancholy. The school must protect leisure so that it does not transform into work or entertainment, but it must also offer the possibility of sustaining a studious leisure, that is, a form of attention and care of the world we inhabit in common. Finally, we will dwell on the notion of study, properly speaking, to consider study as a culture and transmission of those arts and techniques that allow access to the world.


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