La prevención sanitaria del sufrimiento psíquico, ya sea primaria, secundaria o terciaria, no trata únicamente de que los profesionales intenten evitar anticipadamente su aparición de manera bienintencionada, hagan un diagnóstico precoz o reduzcan las consecuencias negativas del problema mental. Detrás de las actividades clínicas preventivas, se encuentra una particular conceptualización de los problemas mentales, una práctica contextualizada sociopolíticamente, una relación terapéutica a menudo condicionada por una omnipotencia profesional que propicia una dinámica paternalista y unas intervenciones que, como todas las de carácter sanitario, también provocan daños. Frente a esta perspectiva, la prevención cuaternaria nos da las claves científicas y éticas para limitar el daño que realizan las intervenciones sanitarias preventivas en un contexto de medicalización e individualización de los problemas sociales. Igualmente, la promoción de la salud mental, entendida como una actividad de carácter fundamentalmente político, colectivo e intersectorial en la que los profesionales de la salud mental somos otros nudos dentro de la red de agentes comunitarios, nos proporciona un quehacer profesional fuera de la consulta en el marco de la salud pública y la medicina social que ayuda a mejorar el bienestar psíquico de la población.
Health prevention of mental suffering, regardless of being done in primary, secondary or tertiary care, is not just professionals trying to prevent its happening in advance in a well-meant way, making an early diagnosis or reducing the negative consequences of mental problems. Behind preventive measures, there is a particular conceptualization of mental problems, a socio-politically contextualized practice, a therapeutic relationship very often conditioned by professional omnipotence that fosters a paternalistic dynamic, and interventions that, as it always happens in the health field, also cause damage. Against this perspective, quaternary care prevention gives us the scientific and ethical keys to limit the damage done by preventive health interventions in a context of medicalization and individualization of social problems. Likewise, mental health promotion, understood as an activity with a fundamentally political, collective and intersectoral nature in which mental health professionals are other knots within the network of community agents, provides us with a professional task outside the clinical practice and in a public health and social medicine framework, which helps improve mental well-being in the population
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