A través de este artículo, los autores buscan hacer una reflexión sobre la importancia del buen conocimiento de la contratransferencia y la honestidad terapéutica en nuestra práctica clínica. Más aún a tener en cuenta en las situaciones en donde pacientes y terapeutas forman parte de un sistema social en crisis. Es en dichas situaciones, potencialmente traumáticas, en donde sólo a través de una buena capacidad de análisis y conocimiento de dicha contratransferencia, el terapeuta podrá crear un espacio para pensar y salir de esta trampa social. Este acercamiento a la profundidad de los sentimientos del terapeuta (como objeto de proyección de lo vivido por el paciente) le permitiría al terapeuta una mayor comprensión y protección del paciente y, con ello, del espacio terapéutico como un lugar de creación.
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