La vertebración de un País es una tarea difícil y grandes personajes de la historia como Alejandro Magno, Julio César o Alfonso X el Sabio fracasaron en el intento. Lorenzo el Magnífico dio la primera oportunidad al genio y el Duque Cosme I de Médici, setenta años después, proveyó los mármoles para su sepultura cuando su cadáver fue hurtado a la noche romana para llegar incorrupto a Florencia donde se había convertido en un mito. Pero, en contra de lo que sugieren las evidencias, la relación de Miguel Ángel con los Médici fue tensa y nunca faltaron las fricciones ni los reproches mutuos.
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