Madrid, España
Hernán Pérez de Oliva (Córdoba, 1494-Valladolid, 1531), figura clave del Renacimiento europeo, presenta una praxis teatral muy peculiar para su momento. Sus dos tragedias (La vengança de Agamenón y Hécuba triste) y su comedia (Muestra de la lengua castellana en el nascimiento de Hércules o Comedia de Amphitrión) procuran, por vez primera, adaptar el modelo clásico grecolatino al pensamiento, el estilo y la lengua castellana en un proceso de enaltecimiento del valor del castellano como lengua vehicular de conocimiento. Lejos de encontrarnos con una mera traducción dispuesta como ejercicio escolar, Hécuba triste es un ejemplo perfecto de la praxis teatral culta. En una variatio de espíritu plenamente renacentista, Pérez de Oliva presenta una serie de variaciones que afectan a todos los niveles de la obra, al espacio teatral, dramático y escénico así como a la fábula en sí. Las variaciones de Oliva amplían el papel protagónico de Hécuba. En breve, Hécuba triste es, como casi toda la literatura del Renacimiento, un ejercicio de emulación de los clásicos, cuya rica materia teatral sirve de fundamento para una praxis escénica plena que complementa el objetivo no velado el siglo: la instauración del lenguaje vernáculo en la cima de la cultura.
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