Se plantea en este artículo que una importante fuente de recursos para la formación de las personas es la experiencia estética, ya que ésta nos enseña a integrar diversos aspectos de la realidad. Percibir el carácter complementario de ciertos esquemas que se ofrecen como dilemas: lo sensible y lo inteligible, la materia y la forma, lo corpóreo y lo espiritual, etc., por medió de una mirada comprehensiva, conduce a un descubrimiento decisivo en el desarrollo humano: la afinidad entre las experiencias ética, estética, metafísica y religiosa.
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