Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Mujeres y diplomacia en España

  • Autores: Alejandra del Río, Sofía Ruiz del Árbol
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 33, Nº 190, 2019, págs. 144-153
  • Idioma: español
  • Enlaces
  • Resumen
    • Al ritmo actual, la paridad llegará a la carrera diplomática española a mediados del siglo XXII. Promover la igualdad implica apostar por un servicio exterior más eficiente.

      Hasta bien entrado el siglo XX, las mujeres solo podían optar a puestos administrativos en el ministerio de Asuntos Exteriores de España. Las embajadas contaban, eso sí, con la colaboración (no remunerada y rara vez reconocida) de las esposas de los diplomáticos para el ¬desempeño de diversas funciones oficiales. La primera diplomática española, Margarita Salaverría, ingresó durante la Segunda República y estuvo décadas en un limbo profesional. A partir de los años setenta, las mujeres se fueron incorporando a la carrera diplomática con cuentagotas, pero en igualdad de condiciones. En 1985 se nombró a la primera embajadora, Mercedes Rico. Y en la década de los noventa las mujeres empezaron a representar en torno a un tercio de las nuevas promociones.

      Por aquel entonces se entendía que la paridad entre hombres y mujeres era cuestión de tiempo. La jubilación de promociones compuestas casi enteramente por hombres se combinaría con el ingreso de un número creciente de diplomáticas para acabar dando, en su día, un balance de igualdad. La realidad es que, tras un notable incremento inicial, los números se han estancado. Hoy las mujeres constituyen el 25% del conjunto de la carrera diplomática. En la última década, los avances han sido mínimos (2% desde 2010). A este ritmo, se alcanzará la paridad –si acaso– a mediados del siglo XXII.

      Ese 25% contrasta con otros cuerpos de la Administración General del Estado español, donde las mujeres han avanzado con más rapidez. Es, además, un porcentaje que no está en consonancia con el creciente interés de las mujeres por las relaciones internacionales, patente en universidades, think tanks, ONG y medios especializados. Sorprenden, sobre todo, los datos de las últimas promociones. En los últimos 10 años, el porcentaje de mujeres que aprobaron las oposiciones de ingreso fue, de media, un 33%. En lo que va de siglo han ingresado 449 diplomáticos en el servicio exterior español: de ellos solo 155 son mujeres. Algo falla cuando los países del entorno español rondan la paridad en los niveles de entrada de la carrera diplomática y la media en España sigue siendo de un tercio.

      En los puestos directivos la situación no mejora. En España, el 15% de las jefaturas de misión están ocupadas por mujeres. El porcentaje coincide exactamente con la media global de mujeres embajadoras, según un estudio de 2014 realizado en los 50 países de mayor tamaño según el PIB. El dato no invita al optimismo: ese 15% de media se obtiene teniendo en cuenta países representados casi en exclusiva por hombres, como Irán (ninguna embajadora en la fecha del estudio), Rusia (1%) o Japón (3%). España queda lejos, no ya de quienes superan el 40% de embajadoras –Finlandia, Noruega, Suecia o Canadá–, sino de otros muchos países como Francia (25%), Suráfrica (27%), Colombia (28%), Países Bajos (30%), Irlanda (35%) o Estados Unidos (36%).

      Se tiende a poner en contexto estas cifras recordando que, hasta 1964, las mujeres tenían vedado el ingreso en la carrera diplomática española. Sin embargo, hasta los años setenta casi todos los servicios exteriores, no solo el español, limitaban el acceso de mujeres. Se les exigía, por ejemplo, renunciar a la carrera para contraer matrimonio, o se establecían trabas para su ascenso. Es el caso, entre otros, de Francia, EEUU, Irlanda, Colombia, Suiza o Canadá, que hoy cuentan con mayor presencia de mujeres y porcentajes más altos de embajadoras en comparación con España. En Suecia se abrió la carrera a las mujeres en 1948; en los años setenta se suprimió la prohibición de contraer matrimonio y en los noventa habían alcanzado la paridad. En España, a diferencia de lo que ocurre en otros países del entorno, ha faltado históricamente una política de personal en pro de la igualdad de género.

      Diplomáticas en puestos directivos Las diferencias entre hombres y mujeres en la diplomacia no son solo cuestión de números. Es frecuente encontrarse en las cancillerías europeas con un cierto “reparto de tareas”. Hay más diplomáticas a cargo de asuntos transversales, como gestión administrativa o protocolo, pero también cooperación para el desarrollo, igualdad de género o derechos humanos. En cambio, suele haber más hombres en los departamentos dedicados a la política exterior y la seguridad. Es una diferencia que antes o después acaba condicionando la promoción de las mujeres.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus

Opciones de compartir

Opciones de entorno