En el tratamiento de la demencia se utiliza como primera línea medidas no farmacológicas. Sin embargo, ante determinadas situaciones es necesario optar por un tratamiento farmacológico: antipsicóticos. Debido a que el consumo de estos medicamentos propicia acontecimientos desfavorables como caídas, accidentes cerebrovasculares, muerte, entre otros, hay que valorar distintas estrategias de desprescripción.
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