Los progresistas, preocupados por el desarrollo económico, no siempre han calculado la magnitud del impacto de las actividades humanas en el medio ambiente. Evidente en la actualidad, ¿implicaría la urgencia de proteger el planeta renunciar a los beneficios de la sociedad industrial? No necesariamente, siempre y cuando se cambien algunos de los hábitos de consumo que ha generado.
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