Los recientes escándalos de corrupción dejaron en evidencia un amplio entramado de intereses que se fue consolidando en paralelo al crecimiento económico del fútbol a escala mundial. Si, décadas atrás, la llegada al poder en la FIFA de João Havelange fue un paso en la nueva geopolítica del fútbol, que se expandió desde el centro a la periferia, los desplazamientos más recientes conducen a los ricos países del Golfo, activos en el despliegue de «poder blando». El fin del reinado de Joseph Blatter cambió poco en las dinámicas de la FIFA y los «barones» del fútbol mundial.
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