La calidad de las aguas es un concepto plural, tanto por la composición como por los usos. Tres son los aspectos cualitativos que consideraremos: la salinidad, su potencial energético (hidroeléctrico), y su calidad ambiental. La depuración y desalinización deben abordarse sin reticencias porque no sólo mejoran el ambiente acuícola y el entorno humano, sino que también sirven para aumentar la disponibilidad de agua en cantidad y calidad.
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