Sobre el filo de la segunda guerra, el gobierno de Estados Unidos puso en marcha un programa de intercambios comerciales y culturales con Latinoamérica para proteger sus intereses en el hemisferio y contrabalancear la influencia ejercida por el Axis. La Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos, agencia oficial de promoción de las relaciones interamericanas, contrató a intelectuales de Centro y Sudamérica como consejeros para colaborar en la batalla cultural contra los regímenes nazi-fascistas. Los museos de arte y otras organizaciones con experiencia en el campo del arte latinoamericano también respondieron activamente al llamado patriótico. Entre los diversos proyectos realizados en el área de las artes plásticas para fomentar los intercambios, surgieron las primeras colecciones “latinoamericanas” como parte de las agendas curatoriales. El artículo se detiene en el análisis de los vínculos entre dos figuras clave que participaron de la adquisición y selección de piezas de la colección latinoamericana del Museo de Arte Moderno de Nueva York –María Rosa Oliver y Lincoln Kirstein- focalizándose en la sección argentina, y lo relaciona con la política institucional del museo respecto de su misión educativa, el surgimiento de la categoría arte latinoamericano y las matrices canónicas de valoración estética
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados