Carlos Pérez Martínez, Guadalupe Bribiesca Escutia, A. Alfredo Bueno Hernández
RESUMEN Durante el siglo XIX, el estudio de la distribución geográfica fue una pieza fundamental para entender la estrecha relación entre la variación morfológica y la distribución geográfica de los organismos, bajo la perspectiva de que esta relación podría finalmente esclarecer el debate de si las especies se originaban por creación o por transmutación. De manera independiente, tanto Wallace como Agassiz, estudiaron con gran interés la distribución geográfica de las especies amazónicas, aunque con propósitos completamente diferentes. Wallace pensaba que la distribución geográfica podría explicar cómo surgían las nuevas especies a partir de sus predecesoras, mientras que a Agassiz le interesaba demostrar que las especies surgían mediante actos de creación independientes y permanecían inmutables. El propósito de este trabajo es reflexionar por qué, si ambos dispusieron de la misma evidencia empírica, llegaron a interpretaciones tan opuestas. Se concluye que no fue propiamente la evidencia empírica, sino las influencias intelectuales que tuvieron cada uno la causa que determinó sus diferentes interpretaciones sobre la distribución biogeográfica.
ABSTRACT In the nineteenth century, the study of geographical distribution was a fundamental piece to understand the close relationship between morphological variation and the geographical distribution of organisms under the perspective that the relationship could finally respond to the debate on whether the species originated by creation or by transmutation. In an independent manner, Wallace as well as Agassiz both studied with great interest the geographical distribution of the Amazonian species, although for completely different purposes. Wallace thought that the geographical distribution could explain how new species emerged from his predecessors, while Agassiz was interested in demonstrating that species emerged from independent acts of creation and remained unchanged. The purpose of this paper was to reflect on why if both had the same empirical evidence they came to such opposite interpretations. It is concluded that it was not only the empirical evidence, but the intellectual influences that both had, the cause that determined their different interpretations of the biogeographic distribution.
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