La seguridad de las casas-museo requiere un tratamiento específico dentro de la museística, debido a la singularidad que presentan tanto en cuanto al inmueble como al funcionamiento de la institución. Se emplazan en edificios históricos cuyo uso privado se ve modificado cuando estas residencias se abren al público convertidas en museo. El edificio histórico es uno de los elementos más atractivos y valiosos de la nueva institución, sin embargo presenta serias limitaciones, especialmente, en materia de seguridad. En este artículo se muestra la metodología de trabajo que se ha seguido para minimizarlas en uno de los museos más visitados de Madrid, la casa-museo del pintor valenciano Joaquín Sorolla, el maestro de la luz.
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