Dos tendencias estructurales condicionarán el contexto macroeconómico en las próximas décadas: los cambios demográficos y los avances tecnológicos.
La llegada a la jubilación de las numerosas cohortes de población nacidas tras la Segunda Guerra Mundial, la baja tasa de fecundidad durante las cuatro últimas décadas y el aumento continuado de la longevidad están provocando una disminución del peso relativo de la población en edad de trabajar en los países avanzados, que es particularmente intensa en España. Este cambio se acelerará en los próximos años, y, junto con ello, nuevos avances tecnológicos (en parte, relacionados con los cambios demográficos) modificarán el contexto macroeconómico.
El envejecimiento de la población tiene consecuencias importantes sobre la oferta y la demanda agregadas de la economía, así como sobre las políticas macroeconómicas. Hay fundamentación teórica y evidencia empírica rigurosas para sostener que los cambios demográficos afectarán tanto al consumo (y a su composición) como a la inversión, al empleo, a la productividad y a la determinación de salarios y de precios. Como consecuencia de todo ello, la eficacia de las políticas monetaria y fiscal se verá afectada, en primer lugar, porque el menor crecimiento de la población en edad de trabajar hace más probable que los tipos de interés se mantengan en cotas reducidas y, en segundo lugar, porque tanto el nivel y la composición de los gastos públicos y de los ingresos tributarios como la transmisión de impulsos fiscales a la actividad económica dependen de la estructura por edades de la población.
El sistema de pensiones y otras políticas sociales tendrán que ser reorientados en función de las necesidades de una población más envejecida, teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad financiera y de equidad intergeneracional.
En una parte muy relevante, las necesidades de gasto de los sistemas de pensiones y sanitario y de dependencia están directamente relacionadas con el tamaño de la población de edad avanzada, cuyo crecimiento hace necesario redefinir las coberturas de sus prestaciones y sus formas de financiación. Dado que dichos gastos se financian mayoritariamente mediante transferencias intergeneracionales de rentas, las reformas en ambos frentes afectan al bienestar de generaciones presentes y futuras y, por tanto, han de implementarse teniendo en cuenta la distribución de costes y de beneficios entre todas ellas.
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