El artículo repasa la relación entre el género, a la vez una categoría de análisis y una realidad histórica, y el urbanismo. Propone una alianza entre el planeamiento, que encuentra grandes dificultades para disciplinar el cambio social intenso de los últimos años, y la perspectiva de género. Esta aporta al mismo tiempo un nuevo sujeto histórico, una tradición de pensamiento que enriquece el análisis de lo urbano y una serie de principios urbanos que pueden fortalecer y mejorar la calidad y la equidad de las decisiones en torno a la movilidad, la seguridad, la vivienda, los equipamientos y en general la esfera pública de las ciudades.
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