Con la conversión de sus dos buques de cubierta plana, Japón da el paso más sólido en la campaña de modernización de sus fuerzas de defensa. Los primeros portaviones que Japón operará desde la Segunda Guerra Mundial son el de un ambicioso y multimillonario proyecto que no ha tardado en levantar suspicacias en una sociedad que se consideraba comprometida con la paz y entre unos vecinos cada vez más proactivos, con los cuales el país mantiene contenciosos territoriales y comparte una amarga historia.
Japan takes the most serious step in their defensive modernization campaign with the conversion of their flat deck destroyers. The first aircraft carriers that Japan will operate since the World War II are the milestone of an ambitious and extremely expensive project that has caused resentment in a society that used to consider itself committed with peace as well as being one of a series of increasingly proactive neighbors, with whom Japan shares territorial disputes and a bitter history.
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