De niña, soñó con ser bailarina, pero triunfó como actriz (con 39 películas en 20 años) y cantante de éxito comparable al de Bing Crosby o Frank Sinatra, con 30 álbumes y unas 650 canciones grabadas. Doris Day, en cambio, no logró romper la injusta imagen de ingenua virgen profesional que la ha acompañado hasta la tumba.
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