La Antártida ha estado aislada del resto del planeta en los últimos 32 millones de años lo que ha configurado sus particulares características como una región de extrema dureza ambiental.
Sin embargo, este aislamiento no ha impedido que muchos de los problemas ambientales presentes en otras grandes áreas como el cambio global –cambio climático, polución, especies invasoras o enfermedades emergentes– comiencen a percibirse en esta remota región. Y es aquí donde los pingüinos –con algunas especies en declive y dieta cada vez más contaminada– juegan un papel fundamental dando la voz de alarma sobre el estado de todo el ecosistema
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