Barcelona, España
La monarquía de Carlos II tuvo enormes problemas para defender correctamente las muchas fronteras que tenía a su cargo. La cantidad de tropas disponibles y, sobre todo, su calidad, no era la adecuada. La Monarquía apenas si contó con una tercera parte de las fuerzas necesarias para desarrollar una defensa tan compleja como la suya, si atendemos no a las cifras oficiales de tropas, sino a las cifras reales, es decir, al número de hombres verdaderamente operativo en cada momento. Unas tropas que, además, no contaban con los medios necesarios para hacer la guerra. Los suministros de armas, municiones y vituallas, los trenes de la artillería y el carruaje siempre estuvieron por debajo de los volúmenes apropiados. Hubo buenos profesionales, pero una monarquía como la hispánica necesitaba muchos más. Los cambios eran forzosos y deberían llegar de la mano de una nueva dinastía.
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