El sabio griego Epicuro empleó la filosofía con un solo fin: alcanzar la felicidad. Su virtuosa vida fue, precisamente, ejemplo de ello. La escuela que fundó en el campo, a las afueras de Atenas, compitió con la academia de Platón y el liceo de Aristóteles. Su obra, claramente materialista y hedonista, está prácticamente desaparecida a causa de la influyente tradición filosófica idealista y del cristianismo, que se encargó de aniquilar toda enseñanza epicúrea. Aun así, su pensamiento ha perdurado en el tiempo y todavía resuena entre aquellos que buscan en la sabiduría la serenidad del alma.
Conozcamos su fascinante historia.
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