Introducción. Ningún estudio ha evaluado el impacto de una intervención multifacética sobre la calidad de los antibióticos recetados más de 5 años después.
Material y métodos. Un total de 210 médicos de atención primaria se ofrecieron para participar en dos registros de infecciones del tracto respiratorio (ITR) en 2008, antes, y 2009, justo después de una intervención multifacética que incluyó conocimiento de la prescripción antibiótica, guías clínicas, sesiones sobre prescripción razonada de antibióticos, taller sobre pruebas rápidas y su provisión en las consultas. Se invitaron nuevamente a participar en un registro similar en 2015. Se invitó también a un grupo nuevo de médicos que nunca habían participado en cursos de optimización de antimicrobianos y actuaron como controles.
Resultados. Los 121 médicos que continuaron el estudio (57,6%) y los 117 médicos del grupo control registraron 22.407 ITR. El antibiótico más frecuentemente prescrito fue amoxicilina y ácido clavulánico, prescrito en 1.801 casos (8,1% de todas las ITR), seguido de amoxicilina (1.372 prescripciones, 6,2%), siendo más bajo entre los médicos justo después de la intervención. El tercer antibiótico entre los médicos inmediatamente después de la intervención fue penicilina V (127 casos, el 3,3%), mientras que los macrólidos ocuparon el tercer lugar en los otros tres grupos de médicos.
Conclusiones. El uso de antibióticos de primera línea en ITR disminuye con el tiempo transcurrido desde que se realiza una intervención, pero su utilización es aun significativamente mayor comparado con aquellos médicos que nunca han estado expuestos a ningún programa de optimización de antimicrobianos.
Introduction. No study has evaluated the impact of a multifaceted intervention on the quality of the antibiotics prescribed more than 5 years later.
Material and methods. A total of 210 general practitioners (GP) from eight different regions of Spain were asked to participate in two registrations of respiratory tract infections (RTI) in 2008, before, and in 2009, just after a multifaceted intervention including prescriber feedback, clinical guidelines, training sessions focused on appropriate antibiotic prescribing, workshop on rapid tests and provision of these tests in the GP consultation. They were all again invited to participate in a similar registration in 2015. A new group of clinicians from the same areas who had never participated in antimicrobial stewardship courses were also invited to participate and acted as controls.
Results. The 121 GPs who continued the study (57.6%) and the 117 control GPs registered 22,407 RTIs. The antibiotic most commonly prescribed was amoxicillin and clavulanic acid, prescribed in 1,801 cases (8.1% of the total), followed by amoxicillin (1,372 prescriptions, 6.2%), being lower among GPs just after the intervention. The third leading antibiotic among GPs just after the intervention was penicillin V (127 cases, 3.3%) whereas macrolides ranked third in the other three groups of GPs.
Conclusions. The use of first-line antibiotic for RTIs wanes over time after an intervention, but their utilisation is still significantly greater among intervened clinicians six years later compared to GPs who have never been exposed to any antimicrobial stewardship programmes.
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