Es difícil cuantificar el número de espacios públicos que permanecen en nuestros días dedicados a honrar la memoria de la División Azul o de sus caídos. Hace casi quince años, Núñez Seixas (2005) daba una cifra bastante reducida de poblaciones —en comparación con la totalidad de los municipios españoles— que contaran con alguno de tales espacios en nuestro país (incluyendo los dedicados a Muñoz Grandes y a algunos héroes locales). La cifra es reducida, he dicho, pero, también, asombrosa: no creo fácil encontrar en Europa lugares dedicados a unidades de la Wehrmacht. Porque eso, y no otra cosa, fue la División Azul: la 250ª División, encuadrada en el Grupo de Ejércitos Norte, bajo el mando del mariscal de campo Wilhelm von Leeb, dentro del Plan Barbarroja.
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