Las ciudades del siglo XXI se enfrentan a problemas locales comunes y a incertidumbres y conflictos de escala global. Las crisis provocadas por las políticas neoliberales acentúan las desigualdades, aumentan la pobreza y con ello la democracia sufre un debilitamiento. Los Ayuntamientos son un instrumento institucional que puede frenar esta deriva. Para la izquierda siempre han sido instituciones de proximidad a la ciudadanía, capaces de despertar un horizonte de esperanza para la población, si actúan en base a un modelo de ciudad que defienda la ampliación de la democracia mediante la participación ciudadana en la toma de decisiones, la convivencia entre diferentes, la promoción de los valores democráticos y la cohesión social y territorial.
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