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Resumen de La costanera sur de Buenos Aires – borde y horizonte de la ciudad

Agustina Martire

  • español

    NOTA Mayo 2016: Sonia Berjman, que edito el libro de textos de Benito Carrasco, pide  que la autora  reconozca la procedencia en el articulo. El libro de escritos compilados de Benito Carrasco, editado por la Dra. Sonia Berjman :  Benito Javier Carrasco: sus textos. (Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires, 1997, 258 p.) ha sido en gran parte la fuente de los textos de Carrasco utilizados en este articulo.Buenos Aires tiene río. Aunque se haya repetido durante décadas que la ciudad le daba la espalda, las recientes intervenciones urbanas en los terrenos del borde nos confirman que el río está ahí. Pero esta no es la única demostración. Por un lado el río ha estado presente en el imaginario de la ciudad como borde y horizonte desde su fundación. Y por otro, el uso del litoral como espacio público y especialmente como espacio de ocio es anterior a los inicios del urbanismo como disciplina.El litoral de Buenos Aires, como los frentes costeros de tantas otras ciudades del mundo, ha sido invadido por intervenciones urbanas en las últimas décadas. Los espacios de desarrollo inmobiliario, residencial, comercial y empresarial, así como los espacios públicos, han cambiado la fachada de la ciudad desde el río y el uso de este particular espacio de borde. Este fenómeno es mundial, y ha sido adjudicado al crecimiento y traslado de los puertos por la condición obsoleta de las estructuras portuarias antiguas. Gran parte de los proyectos de re-funcionalización de los frentes costeros se realizó durante los años ochenta, produciendo una serie de puertos deportivos, parques temáticos y reconstrucción de espacios históricos, que tienden más a la estandarización que a la diversificación de espacios para el uso de los ciudadanos. Pero este fenómeno no pertenece exclusivamente a las últimas décadas del pasado siglo. Las primeras intervenciones urbanas en los frentes costeros comenzaron con el descubrimiento de la costa como espacio de ocio a mediados del siglo XIX.El descubrimiento de la costa como espacio de ocio había nacido ya a fines del siglo XVIII con la perdida del miedo a las aguas, el nuevo valor dado a la ciencia y las corrientes de pensamiento de la Ilustración y el Romanticismo de la época, que incitaban al Grand Tour europeo. Esta valoración de las costas no llegó a las ciudades industrializadas hasta las últimas décadas del 1800. Varias ciudades europeas habían tenido paseos litorales anteriormente, pero estos no eran planificados desde una perspectiva urbanística, compartían espacios con el puerto y su objetivo era exclusivamente el de la caminata contemplativa.En Buenos Aires, como en otros casos de América, el inicio del uso de la costa como espacio de ocio fue muy temprano, en comparación con sus paralelos europeos. Mientras en New York y Chicago Fredrick Law Olmsted y Calvert Vaux estaban imponiendo un nuevo uso del espacio público urbano como naturaleza en contraste con el crecimiento de las ciudades, Domingo Faustino Sarmiento planteaba los primeros proyectos para el Parque Tres de Febrero, el primer parque costero de la ciudad de Buenos Aires. Las autoridades, arquitectos e ingenieros que trabajaron sobre los proyectos de parques costeros vieron estos espacios como lugares de oportunidad, como horizontes de intervención que, siendo bordes de la ciudad proporcionaban un lugar particular para el desarrollo del espacio público. Desde una perspectiva estética los profesionales a cargo vieron el horizonte como una atracción pintoresca, mientras que desde el lado práctico, el waterfront era el borde, el fin de la ciudad y un espacio de conflicto entre las autoridades municipales y nacionales.En este artículo daremos una mirada a uno de los proyectos más significativos para la costa de Buenos Aires, en la consolidación del inicio del uso del waterfront como espacio público de ocio. Nos concentraremos en el caso de la Costanera Sur como espacio integrado de actividades de ocio presentado por Benito Carrasco en 1918.

  • English

    NOTE May 2016:Sonia Berjman, who edited the textbook of Benito Carrasco, asks that the author recognize the origin in the article. The book of compiled writings of Benito Carrasco, edited by Dr. Sonia Berjman: Benito Javier Carrasco: his texts. (Faculty of Agronomy, University of Buenos Aires, 1997, 258 p.) Has been largely the source of the texts of Carrasco used in this article.Buenos Aires has a river. Although it has been repeated for decades that the city gave it back, the recent interventions in the urban areas of the edge they confirm that the river is there. But this is not the only demonstration. On one side the river has been present in the imagination of the city skyline from the edge and its foundation. And secondly, the use of the shoreline as apublic space, especially as leisure predates the beginnings of urbanism as a discipline.The coast of Buenos Aires, as the fronts of many other coastal cities in the world has been invaded by urban interventions in recent decades. Spaces of real estate development, residential, commercial, corporate and public spaces, have changed the facade of the city from the river and the use of this particular area of the edge. This phenomenon is worldwide, and has been awarded to the growth and transfer of the ports by the obsolete condition of the old port. Much of the proposed re-functionalizationof the coastline was carried out during the eighties, producing a number of marinas, theme parks and reconstruction of historical sites, which tend more to the standardization that the diversification of spaces for use of citizens. But this phenomenon does not belong exclusively to the last decades of the last century. Early interventions in the urban coastal fronts began with the discovery of the coast and leisure in the mid-nineteenth century.The discovery of the coast and leisure had been born since the late eighteenth century with the loss of fear of water, the new value given to science and currents of thought of the Enlightenment and the Romanticism of the time, which would Grand Tour of Europe. This assessment of costs is not reached the industrial cities until the last decades of the 1800s. Several European cities had previously coastal walks, but these were not from a planned urban spaces shared with the port and its aim was solely that of a contemplative walk.In Buenos Aires, as in other American cases, the start of the use of the coast and leisure was very early, compared with its parallel in Europe. While in New York and Chicago Fredrick Law Olmsted and Calvert Vaux were imposing a new use of public space and urban nature in contrast to the growth of cities, Domingo Faustino Sarmiento raised the first projects for the Tres de Febrero Park, the first coastal park the city of Buenos Aires. The authorities, architects and engineers who worked on the draft coastal parks saw these spaces as places of opportunity, as horizons for action, being edges of the city provided a special place for the development of public space. From an aesthetic professionals in charge saw the horizon as a scenic attraction, while from the practical side, the waterfront was the edge, so the city and an area of conflict between national and municipal authorities.In this article we will look at one of the most significant projects for the coast of Buenos Aires at the beginning of the consolidation of the use of the waterfront as public space for leisure. We will concentrate on the case of the South Coast as an area of leisure activities integrated by Benito Carrasco in 1918.


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