Cuando su padre la abandonó, Anaïs tenía 10 años. Pocos meses después, aquella niña autodidacta comenzaba a escribir su diario intimo que, al final de su vida, tenía la friolera de 15.000 páginas y que hoy es devorado por millones de lectores, ávidos de conocer su alma, la complejidad del mundo en el que vivió sumida. Una mujer por la que todos se volvieron locos.
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